El camino espiritual que hemos escogido es muy complejo y
lleno de información a veces no tan agradable pero necesaria. Hoy, compartimos
esta pequeña reflexión de nuestra querida Imay.
Los cambios que está sufriendo nuestro Planeta y
alrededores (llámese Universo) y que nos hace pensar y soñar en el despertar de
un nuevo ser humano consciente, congruente y amoroso con la casa que habita, es
ya muy conocido. Entre apocalipsis y llegada de extraterrestres todos coinciden
en una cosa: el cambio es inminente y
nuestra forma de vivir tendrá que adecuarse a los cambios.
Mi duda es si estamos preparados o nos estamos preparando
para ello. Creo que solo el estar
consciente no basta, el orar, visualizar o pedir no basta. Si somos uno con el
Universo, si somos parte de nuestra Madre Tierra el cambio tiene (debe)
manejarse (trabajarse) en equilibrio con nuestros 3 niveles: físico, mental y
emocional o de otro modo no habrá conexión con la energía divina.
La purificación física y mental van de la mano para que
podamos fluir con la energía universal, para poder, en una gran espiral de
energía, generar el cambio. Si mi cuerpo está contaminado, mi energía no es
sana, por lo tanto será estéril. Creo que adoptar formas de vivir “congruentes”
con nuestra forma de pensar es esencial, para lograr el equilibrio que el Universo
necesita.
No puedo amar si estoy haciendo daño. Si el agua, el pan
y la carne (me reservo el derecho de opinar al respecto de ésta última) que me
nutren no están limpios, mi cuerpo tampoco lo estará y los productos
secundarios generados ensuciarán multiplicados mi hábitat. Los que es arriba es
abajo, lo interior es lo exterior digo yo. Hago hincapié en esto porque lo
considero importante, casi esencial para generar un cambio real.
Consciente estoy que nuestro ritmo de vida “a veces” no
nos deja otra opción más que de consumir alimentos de fácil adquisición o
preparación, rápidos, procesados, industrializados, con muy poco contenido
nutricional (comida chatarra) que generan un alto porcentaje de desechos no
degradables dentro y fuera de nuestro cuerpo. Nos ensuciamos por dentro y
ensuciamos nuestra amada Tierra. Y lo que va más allá de lo que representa
cualquier bolsita, botella o cajita de alimento y/o bebida chatarra es toda una
industria que no solo contamina aire y tierra, sino que contamina las culturas,
las costumbres, la agricultura, las aguas. Acaparan y empobrecen entre
transgénicos y la explotación indiscriminada de los mantos acuíferos, de los
bosques y del suelo.
El cambio va de la mano con el esfuerzo, por eso es tan
difícil lograr que todo tome un curso diferente. Es más fácil conformarse con
el “finalmente las cosas no están tan mal”, a tratar de hacer que estén mejor,
o en el más frecuente de los casos: que “otros” lo hagan por mí. ¿Y si el otro
lo hace mal?
Todos los días puedo levantarme y saludar al maravilloso
Universo que todo lo da, pedir que “solo por hoy” no haya sufrimiento ni
dolor, pedir que la luz llegue a los que
viven en la oscuridad y al terminar mis actividades del día, haciendo un
recuento: derramé 100-200 litros de agua,
emití gases tóxicos a la atmósfera, generé 2-3 Kilos de basura después de
ingerir una buena cantidad de químicos,
me irradié frente a mi gran pantalla de plasma, desperdicié unos cuantos
kilowatts de electricidad, directa o indirectamente, y todo podría ser
diferente si empleara mi energía y mi tiempo de manera organizada. El simple
hecho de sentarse a meditar en qué empleo mi energía y mi tiempo conlleva un
esfuerzo, y éste será mayor si queremos indagar cómo evitar el consumismo y el desperdicio
indiscriminado.
A mi humilde modo de percibir las cosas, si no cambiamos
nuestro modo occidental de vivir, los cambios por sí mismos nos pondrán fuera
de combate. Si no adoptamos un modo diferente y congruente de vivir, los logros
serán difíciles o imposibles. La sencillez, la humildad y la sabiduría de
nuestros ancestros indígenas son un ejemplo a seguir. Tampoco se trata de que dejemos todos y nos
vayamos a vivir en completo aislamiento, sin contacto con la “civilización”, no.
Es, a lo mejor, dejar de sumarnos a esa bola de nieve llamada consumismo que
terminará por arrollarnos a todos por igual. Será saliéndonos de la mátrix, de
esa manera de vivir impuesta y repetida por generaciones.
Imay
Diciembre, 2011
Lo curioso es que empezar a cambiar los terribles hábitos
que tenemos no es tan difícil, y es por eso que queremos compartir unos
pequeños consejos para hacer una diferencia.
·
Reutiliza tus bolsas de plástico. Trae en tu
bolso o mochila un par de bolsas de esas que te dan cuando haces tus compras y
utilízalas cuando visites nuevamente tu mercado o tienda de autoservicio.
·
Separa correctamente tu basura. No sólo en
orgánicos e inorgánicos se hace una separación correcta de basura, la basura
inorgánica se puede dividir en: vidrio, cartón, envases PET, plástico, papel
plastificado y latas entre algunos más. Hay lugares en donde te compran tu
basura si la llevas separada y libre de residuos.
·
Cuando tires botellas de plástico o envases PET,
asegúrate de aplastarlos para que ocupen menos espacio, de igual forma evita
rellenarlos con más basura.
·
Adquiere un filtro de agua para tu hogar y deja
las bebidas embotelladas en el olvido, además verás un ahorro económico
significante
.
·
No pidas popotes en tus bebidas.
·
Si andas en la calle y tienes basura qué tirar,
no te cuesta nada guardarla en algún bolsillo, mochila o incluso en tu mano
hasta que veas un contenedor adecuado para deshacerte de ella.
·
Fumador: por lo que más quieras, no tires tu
colilla a la calle, en el lavabo o el inodoro. Guárdala contigo hasta que
puedas depositarla en un bote de basura o cenicero público. En casa puedes
tener un contenedor específico para cenizas y colillas, es otra forma de
separar tu basura.
·
Revisa los ingredientes de lo que consumes, ya
sea alimento, cosmético, ropa, medicamentos, accesorios, muebles o electrónicos.
Infórmate del origen de tus productos y la huella que deja su fabricación y
consumo.
·
Entérate de lugares o eventos de recolección de
basura especial como son los desechos electrónicos, ¡hay incluso algunos en los
que te pagan por tu basura!
·
Despega un poco los ojos de tus aparatos
electrónicos (celulares, computadoras, televisión, etc.). Hay un mundo real que
necesita tu atención.
¿Se te ocurre algún consejo más? Comparte con nosotras tu opinión, dudas, sugerencias y comentarios. Y mientras tanto te dejamos con mucho en qué pensar y mucho más por hacer.
¡Bendiciones!