Entrada destacada

¡Bienvenidos a nuestro espacio!

jueves, 12 de mayo de 2016

Entre animalistas y ecologistas

     El camino espiritual que hemos escogido es muy complejo y lleno de información a veces no tan agradable pero necesaria. Hoy, compartimos esta pequeña reflexión de nuestra querida Imay.

Entre animalistas y ecologistas.

     Los cambios que está sufriendo nuestro Planeta y alrededores (llámese Universo) y que nos hace pensar y soñar en el despertar de un nuevo ser humano consciente, congruente y amoroso con la casa que habita, es ya muy conocido. Entre apocalipsis y llegada de extraterrestres todos coinciden en una cosa: el cambio es inminente  y nuestra forma de vivir tendrá que adecuarse a los cambios.

    Mi duda es si estamos preparados o nos estamos preparando para ello.  Creo que solo el estar consciente no basta, el orar, visualizar  o pedir no basta. Si somos uno con el Universo, si somos parte de nuestra Madre Tierra el cambio tiene (debe) manejarse (trabajarse) en equilibrio con nuestros 3 niveles: físico, mental y emocional o de otro modo no habrá conexión con la energía divina.
La purificación física y mental van de la mano para que podamos fluir con la energía universal, para poder, en una gran espiral de energía, generar el cambio. Si mi cuerpo está contaminado, mi energía no es sana, por lo tanto será estéril. Creo que adoptar formas de vivir “congruentes” con nuestra forma de pensar es esencial, para lograr el equilibrio que el Universo necesita.

     No puedo amar si estoy haciendo daño. Si el agua, el pan y la carne (me reservo el derecho de opinar al respecto de ésta última) que me nutren no están limpios, mi cuerpo tampoco lo estará y los productos secundarios generados ensuciarán multiplicados mi hábitat. Los que es arriba es abajo, lo interior es lo exterior digo yo. Hago hincapié en esto porque lo considero importante, casi esencial para generar un cambio real.

     Consciente estoy que nuestro ritmo de vida “a veces” no nos deja otra opción más que de consumir alimentos de fácil adquisición o preparación, rápidos, procesados, industrializados, con muy poco contenido nutricional (comida chatarra) que generan un alto porcentaje de desechos no degradables dentro y fuera de nuestro cuerpo. Nos ensuciamos por dentro y ensuciamos nuestra amada Tierra. Y lo que va más allá de lo que representa cualquier bolsita, botella o cajita de alimento y/o bebida chatarra es toda una industria que no solo contamina aire y tierra, sino que contamina las culturas, las costumbres, la agricultura, las aguas. Acaparan y empobrecen entre transgénicos y la explotación indiscriminada de los mantos acuíferos, de los bosques y del suelo.

     El cambio va de la mano con el esfuerzo, por eso es tan difícil lograr que todo tome un curso diferente. Es más fácil conformarse con el “finalmente las cosas no están tan mal”, a tratar de hacer que estén mejor, o en el más frecuente de los casos: que “otros” lo hagan por mí. ¿Y si el otro lo hace mal?

     Todos los días puedo levantarme y saludar al maravilloso Universo que todo lo da, pedir que “solo por hoy” no haya sufrimiento ni dolor,  pedir que la luz llegue a los que viven en la oscuridad y al terminar mis actividades del día, haciendo un recuento: derramé 100-200  litros de agua, emití gases tóxicos a la atmósfera, generé 2-3 Kilos de basura después de ingerir una buena cantidad de químicos,  me irradié frente a mi gran pantalla de plasma, desperdicié unos cuantos kilowatts de electricidad, directa o indirectamente, y todo podría ser diferente si empleara mi energía y mi tiempo de manera organizada. El simple hecho de sentarse a meditar en qué empleo mi energía y mi tiempo conlleva un esfuerzo, y éste será mayor si queremos indagar cómo evitar el consumismo y el desperdicio indiscriminado.

     A mi humilde modo de percibir las cosas, si no cambiamos nuestro modo occidental de vivir, los cambios por sí mismos nos pondrán fuera de combate. Si no adoptamos un modo diferente y congruente de vivir, los logros serán difíciles o imposibles. La sencillez, la humildad y la sabiduría de nuestros ancestros indígenas son un ejemplo a seguir.  Tampoco se trata de que dejemos todos y nos vayamos a vivir en completo aislamiento, sin contacto con la “civilización”, no. Es, a lo mejor, dejar de sumarnos a esa bola de nieve llamada consumismo que terminará por arrollarnos a todos por igual. Será saliéndonos de la mátrix, de esa manera de vivir impuesta y repetida por generaciones.

Imay
Diciembre, 2011

Lo curioso es que empezar a cambiar los terribles hábitos que tenemos no es tan difícil, y es por eso que queremos compartir unos pequeños consejos para hacer una diferencia.
 
·         Reutiliza tus bolsas de plástico. Trae en tu bolso o mochila un par de bolsas de esas que te dan cuando haces tus compras y utilízalas cuando visites nuevamente tu mercado o tienda de autoservicio.

·         Separa correctamente tu basura. No sólo en orgánicos e inorgánicos se hace una separación correcta de basura, la basura inorgánica se puede dividir en: vidrio, cartón, envases PET, plástico, papel plastificado y latas entre algunos más. Hay lugares en donde te compran tu basura si la llevas separada y libre de residuos.

·         Cuando tires botellas de plástico o envases PET, asegúrate de aplastarlos para que ocupen menos espacio, de igual forma evita rellenarlos con más basura.

·         Adquiere un filtro de agua para tu hogar y deja las bebidas embotelladas en el olvido, además verás un ahorro económico significante
.
·         No pidas popotes en tus bebidas.

·         Si andas en la calle y tienes basura qué tirar, no te cuesta nada guardarla en algún bolsillo, mochila o incluso en tu mano hasta que veas un contenedor adecuado para deshacerte de ella.

·         Fumador: por lo que más quieras, no tires tu colilla a la calle, en el lavabo o el inodoro. Guárdala contigo hasta que puedas depositarla en un bote de basura o cenicero público. En casa puedes tener un contenedor específico para cenizas y colillas, es otra forma de separar tu basura.

·         Revisa los ingredientes de lo que consumes, ya sea alimento, cosmético, ropa, medicamentos, accesorios, muebles o electrónicos. Infórmate del origen de tus productos y la huella que deja su fabricación y consumo.

·         Entérate de lugares o eventos de recolección de basura especial como son los desechos electrónicos, ¡hay incluso algunos en los que te pagan por tu basura!

·         Despega un poco los ojos de tus aparatos electrónicos (celulares, computadoras, televisión, etc.). Hay un mundo real que necesita tu atención.


¿Se te ocurre algún consejo más? Comparte con nosotras tu opinión, dudas, sugerencias y comentarios. Y mientras tanto te dejamos con mucho en qué pensar y mucho más por hacer.

 No olvides seguirnos en nuestra página de Facebook.


¡Bendiciones!